Hemos tenido el orgullo este año de contar con un alumno de 5° año B,  GONZALO MOGENSEN,  quien ha arribado a dos instancias finales en las “Olimpíadas de Física”  y en las “Olimpíadas de Química”.

El alumno, abanderado de nuestra Institución,  fue tutoreado por los docentes del Colegio Hugo Fernández (Física) y Lucas Raposo (Química).

Asistió en ambas ocasiones a la Provincia de Córdoba,  ciudades de Carlos Paz y Villa Giardino respectivamente.

Como corolario digno de tanta dedicación y capacidad académica,  obtuvo el 2° puesto a nivel nacional en las O. de  Física,  y la Medalla de Oro en la O. de Química.

Nuestras más sentidas felicitaciones a Gonzalo y sus profesores.

A continuación transcribimos algunos párrafos escritos por él mismo sobre sus vivencias:

 

“Me encontré con una tarea, tal vez sencilla, pero que me ha costado un gran esfuerzo: organizarme e intentar construir toda mi realidad en una redacción que sea lo más compacto posible pero que no por eso sea simplemente un comentario de los viajes sin acompañarlo con las palabras adecuadas. Qué lindo ejercicio que es este, recordar y expresar una parte muy importante de mi vida.

Olimpíada de Física:

Una vez en el hotel, me instalé en la habitación y conocí 3 compañeros de los que me hice muy amigo. Mi familia siempre intentó comunicarse conmigo cuando podían. Yo cumplía las actividades que se planteaban en el cronograma de la olimpíada y en los tiempos libres me tiré a la pileta y salí a caminar.

El martes, para rendir el examen experimental, viajamos todos a Córdoba, a la FaMAF. Me llamaron, entré en el laboratorio, me senté y esperé a que empezara. Muchos pensamientos sobre mis compañeros y el colegio pasaron por mi cabeza, y me decía a mí mismo: acá estoy yo, ahora estamos todos solos, pero cada uno con la mochila que trajo de su colegio y nada más. Con la calculadora, lapicera negra, transportador y escuadra, me la ingenié para tomar las medidas de la oscilación de un péndulo. Estuve las 4 horas ahí y al salir, me encontré que en un gráfico que te pedían, en vez de marcar 10 puntos como mínimo, había marcado solo 5, por lo que te descontaban puntos. ¡Qué bronca, si no me costaba nada! ¿Por qué no lo aclararon en la hoja o por qué no avisaron antes?

El jueves rendí la parte teórica, y al salir después de 4 horas sentía que lo había hecho como para llegar a mención de honor o medalla de bronce, como mucho, porque contenía ejercicios muy complejos (incluso más tarde, ellos, los organizadores, admitieron esa dificultad).

Fui a la ceremonia con mis nuevos amigos y me senté junto a mi profesora. Si supieran los nervios que tenía, las ganas de volver, la esperanza que aún me mantenía firme allí. Ay, cuando empezaron a llamar me consumían los nervios. No me llamaron a mención de honor, pero quedaban posibilidades para la de bronce… y tampoco. Hasta acá llegué, nervioso pero por lo menos me gané el viaje, cuando me llamaron… Qué alegría tenía, recibí el segundo premio! Me saqué las fotos y enseguida avisé a mi familia.

La olimpíada de Química.

Nuevamente a Córdoba, esta vez era Villa Giardino. No me sentía tan presionado, como la vez anterior. Mi gran profesor de química, Lucas Raposo, tampoco pudo ir y me acompañó Agustina de Dios. Le agradezco mucho a ambos por todo.

El miércoles era el examen en el hotel y me encontraba relajado. La cantidad de alumnos era mucho mayor (190 chicos). Esto era más competencia, más difícil, creía yo. El tiempo no fue problema para mí en resolver el examen. Era relativamente más fácil de lo que me había imaginado, pero aun así había que resolverlo.

En los tiempos libres me tiré a la pileta climatizada (este hotel era mucho mejor que el anterior) y salí a caminar con mis nuevos amigos y mi acompañante Agustina. La pasé muy bien y contento.

Otra vez tuve muchos nervios. Me llamaron para el mejor examen zonal de mi zona. Ahora sí empezaron a entregar las medallas. Era interminable esperar, primer grupo de bronce y no me llamaron… segundo grupo de bronce y tampoco… y así hasta los grupos de plata, en donde tampoco me llamaron. Me rendí, le dije a Agustina que por lo menos la pasé bien y que había llegado a la nacional. Ella me mostraba esperanza para la de oro, pero seguro que algo mal había hecho. ¡Entonces me llamaron! Otra vez tenía muchos nervios, pero estaba muy feliz, pero muy feliz.

Volví de Córdoba con una gran satisfacción. Supe que lo aprendido en el colegio me alcanzó para una medalla de oro: gracias Rapo! gracias Colegio! En el viaje nos detuvieron 2 veces la gendarmería y nos controlaron 3 veces (porque estaban buscando al chapo Guzman), haciendo interminable el recorrido, esta vez eterno. Llegamos, mi familia y un amigo me estaban esperando con otro asado.

Quiero agregar lo increíble que fue llegar al colegio, porque la bienvenida que me hicieron no me la había esperado. Todo el mundo me saludaba y felicitaba (yo solo le había avisado a mi familia). Llegué al aula: todos me saludaron, me felicitaron y me habían hecho un lindo cartel que guardaré como recuerdo. Ese día, casi me hicieron llorar y resistí semejante emoción todo el tiempo. El cartel al mirarlo me hacía emocionar, no tenía escapatoria. Qué lindo gesto.”

Gonzalo.